lunes, 5 de abril de 2010

Maldito insomnio dominguero

Las noches de los domingos, no sé si por que puedo levantarme tarde o qué, pero siempre, siempre me las paso en vela.

En las malas semanas, el insomnio se extiende a otros días...

Aunque me acueste temprano, doy vueltas y más vueltas en la cama.
Apago el ventilador, abro las cortinas y las ventanas, entran varios zancudos.
Cierro las ventanas de nuevo y vuelvo a encender el ventilador.
Tal vez su ronroneo me ayuda a dormir.
Me cambio de lugar en la cama.
Y nada.

1.20 a.m.
Ya es lunes y no sé si he dormido o no.
No sé si estoy medio despierta o medio dormida.
Faltan tres horas para levantarme -de verdad- y prepararme para salir al trabajo.
En la pared del frente veo las muñecas de porcelana, que en lo oscuro me parecen malvadas.
Entra Schuster, se acerca y se restriega contra el colchón.
Me deja que lo rasque y se va de nuevo.
Oigo como se deja caer en medio de la sala.
Me parece que él también tiene insomnio.

Recuerdo que odio las mañanas y más las de los lunes después de no dormir los domingos.

2.30
Es la última hora que vi.
Además de los destellos de los foquitos que cuelgan del alero desde la navidad pasada.

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