lunes, 26 de abril de 2010

Niña fresa

Bueno, qué esperarse cuando una sale de un colegio de señoritas.

Soy una niña fresa.

Detesto el transporte público, por público y colectivo.
Amo mi espacio. Mi orden y mi desorden, dependiendo de donde esté.

Soy un tanto maníatica con el orden.
Me gusta ver las cosas en fila y en su lugar.
Me gusta que no irrumpan en mi espacio.
Incluso hasta en los lugares donde no se debe, como los centros comerciales.

Tampoco me gusta mucho la gente.
Esa que se multiplica por todos lados, en la calle, en metro, en multi, en el cine, en el bus...esa gente que pregunta una vez y uno le contesta y le vuelven a preguntar lo mismo por que creen que por alguna extraña razón por que pregunten otra vez van a cambiar las cosas.

O la gente que oyendo la respuesta vuelve a preguntar, por pura necedad.

Quizá soy un tanto misántropa, o un tanto odiosa, o un tanto creída.
No lo sé, pero si es el último, es de familia.
Lo mismo le han dicho siempre a mi madre, alias Nayomi.
Y a mi abuela. Y a mi tía.
Total.

Soy una niña fresa.

De esas que nunca han estado en ciertas partes de San Salvador y tienen poco o ningún interés en estarlo.
De esas que para ir a otros sitios solo van si las llevan en carro.
De esas que no le hablan a cualquiera.

De esas que compran choris en la Gavidia.
De esas que se van a ver el clásico a Tucson...por que hay 2x1 en varios platos.
De esas que no comen helados Sarita.

Jajajajaja.

So wannabe!!!!

Jajajaja

En fin, soy una niña bien, una niña fresa.

Reclamos, dile a mi papi, ¿no?

sábado, 10 de abril de 2010

Remedios para el hipo

¿Y por qué le da hipo a uno pues?

Según la ¡Oh, Rae! el hipo se define de la manera que sigue

1. m. Movimiento convulsivo del diafragma, que produce una respiración interrumpida y violenta y causa algún ruido.
2.
m. Ansia, deseo intenso de algo.
3.
m. Encono, enojo y rabia con alguien. Tiene un hipo con su vecina, que nada de lo que hace le parece bien.

Pues bueno, la ansia es que se me quite este hipo y el econo y/o enojo es que tomo agua y no se me quita el condenado.

Así que dado que ya con varios minutos de contracciones ligeramente dolorosas del diafragma comencé a buscar algunos otros remedios para quitarme esta pequeña peste.

Me encontré unos muy simpáticos...otros imposibles de hacer y otros que no me funcionaron ni antes y mucho menos ahora.

Este, que con todo y su advertencia, me pareció el más divertido de todos:
  • Comer algo (con el riesgo de atragantarse mientras se hipa y morir ahogado).
Este, de la misma página que personaliza al hipo me pareció maravilloso también:
  • Meterse a la boca (espero que no haga falta comérselo) un terrón de azucar mojado en vinagre (el hipo se va horrorizado por el asco, demasiado arriesgado para mi gusto).
Ajá, como no: cruzar los dedos índice y corazón de ambas manos antes de hipar por tercera vez (de este me he enterado hoy -yo también me enteré hoy y no creo que funcione, además ya voy como por el hipo número mil, querido escritor-).

Otro remedio basado en la capacidad humana: preguntar al portador de hipo ¿qué cenaste anteayer? Deja tan desconcertado y le da tantas vueltas a la cabeza -ya que el ser humano carece de la capacidad de recordar lo que cena de un día para otro- (OMG!!!) que el hipo desaparece (te olvidas de que está ahí, más bien).

"Cuando veas que el hipo empieza, levanta tu brazo izquierdo, y sitúa tu mano sobre la cabeza, tocándola. Respira profundo, cuenta mentalmente unos tres segundos y... ADIOS HIPO!!!"

¿Cuento despacito o como que estoy jugando escondelero? A falta de indicaciones este no funciona.

"Necesitas causar una arritmia respiratoria que contrarrete el espasmo. Un susto no siempre funciona, pero intenta hacerte cosquillas para reir o picarte los costados. verás que funciona" ¿Y hora, cómo me hago cosquillas yo sola?

Bueno, tras un vaso de agua bebido a sorbos, otro bebido al lado de la oreja, otro con azúcar y chupar un limón -tip que encontré en otro sitio-espero que el hipo no vuelva por hoy.

lunes, 5 de abril de 2010

Maldito insomnio dominguero

Las noches de los domingos, no sé si por que puedo levantarme tarde o qué, pero siempre, siempre me las paso en vela.

En las malas semanas, el insomnio se extiende a otros días...

Aunque me acueste temprano, doy vueltas y más vueltas en la cama.
Apago el ventilador, abro las cortinas y las ventanas, entran varios zancudos.
Cierro las ventanas de nuevo y vuelvo a encender el ventilador.
Tal vez su ronroneo me ayuda a dormir.
Me cambio de lugar en la cama.
Y nada.

1.20 a.m.
Ya es lunes y no sé si he dormido o no.
No sé si estoy medio despierta o medio dormida.
Faltan tres horas para levantarme -de verdad- y prepararme para salir al trabajo.
En la pared del frente veo las muñecas de porcelana, que en lo oscuro me parecen malvadas.
Entra Schuster, se acerca y se restriega contra el colchón.
Me deja que lo rasque y se va de nuevo.
Oigo como se deja caer en medio de la sala.
Me parece que él también tiene insomnio.

Recuerdo que odio las mañanas y más las de los lunes después de no dormir los domingos.

2.30
Es la última hora que vi.
Además de los destellos de los foquitos que cuelgan del alero desde la navidad pasada.