Desde la media noche será finado el muy conocido mes del amor y la amistad, cómo que no fuera todos los meses. Al fin, no más pseudocupidos gordos, sonrosados e indecentes. (En todo sentido, por que, no miento que estar gordo en esta época es señal de que algo no está bien moralmente haha).
Desde mañana quedarán 15 díitas para que se acabe la escaramuza de Ávila y Funes. Por que sea como sea, al mal paso darle prisa. Sí, negativismo total.
Soy una atea política. No creo en nada de esta campaña.
Hasta me encucharon a U2 Vení con su absurdo político.
El problema no es que U2 venga y cante Mother of the disappeared, versión Live of course, si no que como sociedad no estamos preparados.
Creemos que hablar de las víctimas de la guerra es abrir las heridas. Qué no se dan cuenta que las heridas están ahí, abiertas, sin poderse cerrar por que muchos aún no saben qué pasó con sus familiares y los qué saben, no esperan justicia en este país.
Por que la salvadoreña es una sociedad tan dividida que lo único que logra cohesionarla es La Selecta. Algo que solo lleva el color del cielo y las nubes. No es la mejor, pero es lo único que te hace sentir dignamente representados. No la FESFUT, que Dios sabe cuándo será reestructurada. No el gobierno que sigue con esa burocracia y esos dinosaurios enquistados.
No me gusta la política. Ni antes y mucho menos ahora, que utilizan las estrategias que critican de otros países para esta campaña.
Quién no besó bebés, no abrazó gente humilde, que no dice la campaña que si gana el otro se van a terminar los subsidios...pero, esperen un momento, estoy hablando de Venezuela o de El Salvador...de Colombia...de Estados Unidos, en fin, quizá es más generalizado de lo que yo misma pensé al comenzar a escribir.
Pero, como no me gusta la política, concluiré expresando mi malestar por esta campaña, que a título personal, sin la soguilla que me cuelgo todos los días al entrar al trabajo, es la más sucia que recuerdo. Nos falta educación, nos falta cultura y nos falta ser menos ingenuos. No, no soy revolucionaria...yo le voté al CD en las legislativas (al menos Dada sigue ahí y como dijo Libertad "Una hormiga no podrá parar una locomotora pero podrá llenar de ronchas al maquinista").
No le voy a nadie en estas elecciones, pero si puedo iré a votar. Un voto nulo, por mi gusto, por mi voluntad, por cinismo o sarcasmo, por que no me convencieron, por solidaridad, por lo que sea, pero que no cuente para nadie.
Quiero huirle a la responsabilidad de hacer una elección por que nada me convence.
Pero, como no me gusta la política no dejaré que eso ocupe más espacio. He aquí mi queja final.
Estoy cansada e indignada de los editoriales y los anuncios consecutivos de promesas de campaña, estoy harta de que metan al fútbol y a U2 en el mismo cochino perol, estoy harta de que lo que fue bueno para la campaña pasada hoy sea malo, y sobretodo estoy harta de que no nos indignemos y exijamos una campaña de altura.
sábado, 28 de febrero de 2009
sábado, 14 de febrero de 2009
Rosas...3, finally, the end
Con una mezcla de melancolía y alegría busqué al hombre que tantos años me acompañó y lo encontré dormido. Decidí que fuera el último. Me levanté con cautela y fui a darles un beso a cada uno de mis hijos.
Entre en sus cuartos como una exhalación y todavía pude acomodarles sus colchas. Los había reunido conmigo sin decirles el motivo y fueron ellos quienes apaciguaron mis ansias durante la espera. Luz, mi adorada nieta, fue la única que me sintió en la habitación y me retuvo al besarla en la frente. Heredó esa conexión con la espiritual de las mujeres de mi familia.
Recorrí por última vez los corredores de la casa colonia en la que pasé tantos años y tantas alegrías, parecía que los geranios de las ventanas y las enredaderas también se despedían.
Al fin regrese a mi habitación y me acosté junto al viejo barbudo en que se había convertido el amor de mi vida. Dibujé los contornos de su boca de pecado y aspiré su olor a tabaco. Eran mis minutos finales con él. Lo amé con locura. Aún en nuestra vejez seguí amándolo como una adolescente. Nunca estuve segura si él me amó o si sólo intentó llenar conmigo ese vacío que lo atormentaba desde que lo conocí.
Fue de las pocas cosas que mamá no me explicó, quizá para que siguiera siendo feliz.
Al principio tenía la angustia de dejarlos solos, pero a mediad que florecían las rosas me di cuenta que ya no me necesitaban, ni siquiera mi barbudo querido, que ya se calentaba el café por las mañanas.
Así tranquila dejé todo aquello que me hizo feliz en mi vida terrena. Partimos entre las rosas, y yo sabía que era mi tiempo de relevar a mamá.
-Una cosa, mamá…
-Dime.
-¿Quién era esa sombra negra que me asustaba siempre?
-Tu abuelo.
-¿El abuelo?-exclamé asombrada.
-Sí, siempre le gustó andar por ahí jugando a los sustos, y dice que después de morir el juego es mejor.
Poco a poco nos alejábamos de mi vieja casa. Era un camino largo, sin retorno y el espacio se convirtió en mi nuevo hogar. Aquí esperaría el lento final de los demás, charlaríamos en sueños, como antes hizo mamá.
Entre en sus cuartos como una exhalación y todavía pude acomodarles sus colchas. Los había reunido conmigo sin decirles el motivo y fueron ellos quienes apaciguaron mis ansias durante la espera. Luz, mi adorada nieta, fue la única que me sintió en la habitación y me retuvo al besarla en la frente. Heredó esa conexión con la espiritual de las mujeres de mi familia.
Recorrí por última vez los corredores de la casa colonia en la que pasé tantos años y tantas alegrías, parecía que los geranios de las ventanas y las enredaderas también se despedían.
Al fin regrese a mi habitación y me acosté junto al viejo barbudo en que se había convertido el amor de mi vida. Dibujé los contornos de su boca de pecado y aspiré su olor a tabaco. Eran mis minutos finales con él. Lo amé con locura. Aún en nuestra vejez seguí amándolo como una adolescente. Nunca estuve segura si él me amó o si sólo intentó llenar conmigo ese vacío que lo atormentaba desde que lo conocí.
Fue de las pocas cosas que mamá no me explicó, quizá para que siguiera siendo feliz.
Al principio tenía la angustia de dejarlos solos, pero a mediad que florecían las rosas me di cuenta que ya no me necesitaban, ni siquiera mi barbudo querido, que ya se calentaba el café por las mañanas.
Así tranquila dejé todo aquello que me hizo feliz en mi vida terrena. Partimos entre las rosas, y yo sabía que era mi tiempo de relevar a mamá.
-Una cosa, mamá…
-Dime.
-¿Quién era esa sombra negra que me asustaba siempre?
-Tu abuelo.
-¿El abuelo?-exclamé asombrada.
-Sí, siempre le gustó andar por ahí jugando a los sustos, y dice que después de morir el juego es mejor.
Poco a poco nos alejábamos de mi vieja casa. Era un camino largo, sin retorno y el espacio se convirtió en mi nuevo hogar. Aquí esperaría el lento final de los demás, charlaríamos en sueños, como antes hizo mamá.
martes, 10 de febrero de 2009
(Paréntesis)
Tengo un problema.
Me estoy enamorando otra vez.
Sin prospecto en puerta, por lo tanto...
Me estoy enamornado del Amor, otra vez.
Si fuera de un hombre no me preocuparía. Pero no. Me estoy enamorando de la idea que representa un bebé en pañales, y sólo las musas saben si limpios o sucios -me reservo mi opinon (cagados) -, con un arquito y una flecha -de las que hacen daño, por que la del tal Cupido no es roma, o de entreno- que dispara según sus antojos.
Bello ideal, ¿no? Más peligrosa que señora en bus.
Ahora, no sé si renegar de la vez que en realidad me enamoré . Por que el efecto Spice es cierto -I had a little love, now I'm back for more-.
Quiero volver a sentir la tranquilidad, la paz, la llenura de corazón.
Es que no soy de las que cree en eso de "Love sucks", pero no puedo creer ya que el amor es una cena romántica, muy cotizada en estos días, y un "vivieron felices para siempre". Según aprendí de Jorge Bucay -maravilloso psicólogo argentino- la doncella en peligro somos nosotros y el caballero que la salva son nuestas mejores virtudes y actitudes. Pues entonces...el "vivieron felices para siempre" es vivir feliz para siempre con uno mismo.
Cuántos esfuerzos y desengaños nos habrían ahorrado si nos enseñaran esto desde el principio. Pero, igual Disney tiene más difusión y muchos más años que mi amigo argentino.
El otro, o de "significant one", viene a ser un suplemento, un parejo por aquello de las virtudes del género en el idioma. Pues, eso quiero. Un suplemento, por que completa estoy...trabajo, familia, amigos -que son como mi familia extendida- y clases...y con malabares para cumplir en/con todos. Pero no vendría mal el suplemento.
Por suerte trabajo el 14, así no me contamino de la parafernalia de cupidos regordetes e indecentes, rosas medio mustias que venderán por montones, chocolates y dulces que en mi actual estado de salud haha no me hacen mucho bien.
Total, tengo el inconveniente de estarme enamorando de un bichito en pañales que se cree superman y juega a ponle la cola al burro con un arquito de oro, de oro por que eso sí, es un dios griego.
Me estoy enamorando otra vez.
Sin prospecto en puerta, por lo tanto...
Me estoy enamornado del Amor, otra vez.
Si fuera de un hombre no me preocuparía. Pero no. Me estoy enamorando de la idea que representa un bebé en pañales, y sólo las musas saben si limpios o sucios -me reservo mi opinon (cagados) -, con un arquito y una flecha -de las que hacen daño, por que la del tal Cupido no es roma, o de entreno- que dispara según sus antojos.
Bello ideal, ¿no? Más peligrosa que señora en bus.
Ahora, no sé si renegar de la vez que en realidad me enamoré . Por que el efecto Spice es cierto -I had a little love, now I'm back for more-.
Quiero volver a sentir la tranquilidad, la paz, la llenura de corazón.
Es que no soy de las que cree en eso de "Love sucks", pero no puedo creer ya que el amor es una cena romántica, muy cotizada en estos días, y un "vivieron felices para siempre". Según aprendí de Jorge Bucay -maravilloso psicólogo argentino- la doncella en peligro somos nosotros y el caballero que la salva son nuestas mejores virtudes y actitudes. Pues entonces...el "vivieron felices para siempre" es vivir feliz para siempre con uno mismo.
Cuántos esfuerzos y desengaños nos habrían ahorrado si nos enseñaran esto desde el principio. Pero, igual Disney tiene más difusión y muchos más años que mi amigo argentino.
El otro, o de "significant one", viene a ser un suplemento, un parejo por aquello de las virtudes del género en el idioma. Pues, eso quiero. Un suplemento, por que completa estoy...trabajo, familia, amigos -que son como mi familia extendida- y clases...y con malabares para cumplir en/con todos. Pero no vendría mal el suplemento.
Por suerte trabajo el 14, así no me contamino de la parafernalia de cupidos regordetes e indecentes, rosas medio mustias que venderán por montones, chocolates y dulces que en mi actual estado de salud haha no me hacen mucho bien.
Total, tengo el inconveniente de estarme enamorando de un bichito en pañales que se cree superman y juega a ponle la cola al burro con un arquito de oro, de oro por que eso sí, es un dios griego.
sábado, 7 de febrero de 2009
Rosas...2
Pero eso pasó hace mucho tiempo…mucho, mucho tiempo. Ahora me correspondía a mí arreglar mis cosas antes de irme. Vacié los armarios de la vieja casona que heredé de mi suegra, y repartí toda la ropa a los empleados y a la iglesia.
Me aseguré que los papales de mis hijos estuvieran en perfecto orden y le di la revisión final al testamento. Procuré dejar las matas de rosas bien abonadas, para que su aroma los acompañara durante un buen tiempo; y le di a Luz, mi nieta, los álbumes familiares donde está la historia de su sangre. Se los di a ella porque estoy segura que es la única capaz de entender y cuidar a esta familia de locos, poetas y despistados.
Y así entre esos trámites mundanos y espirituales fueron floreciendo las rosas, una a una, hasta que no faltó más que la última. Mi labor en esta tierra había terminado y mi sombra había desaparecido por completo.
Primero fue un leve temblor, como un titubeo entre estar y no estar. Luego se fue desvaneciendo por partes hasta que poco a poco fue convirtiéndose en una piltrafa descolorida.
Aquel espíritu perverso que tanto me atormentó en los rincones de mi infancia apareció de nuevo para hacer las pases conmigo. Entró silencioso por la madrugada, y se quedó en una esquina de la habitación. Por primera vez en la vida me alegró verlo. Sabía que desde ese momento compartiríamos mucho tiempo juntos y que al final conocería quién era.
Más tarde llegó mamá. Entró sonriente como en mis sueños, y se acomodó junto a mí en la cama. Con su voz suave, la misma con la que me anunció los hechos importantes de mi vida, me dijo:
-El último botón ya se abrió. Despídete, es hora.
Me aseguré que los papales de mis hijos estuvieran en perfecto orden y le di la revisión final al testamento. Procuré dejar las matas de rosas bien abonadas, para que su aroma los acompañara durante un buen tiempo; y le di a Luz, mi nieta, los álbumes familiares donde está la historia de su sangre. Se los di a ella porque estoy segura que es la única capaz de entender y cuidar a esta familia de locos, poetas y despistados.
Y así entre esos trámites mundanos y espirituales fueron floreciendo las rosas, una a una, hasta que no faltó más que la última. Mi labor en esta tierra había terminado y mi sombra había desaparecido por completo.
Primero fue un leve temblor, como un titubeo entre estar y no estar. Luego se fue desvaneciendo por partes hasta que poco a poco fue convirtiéndose en una piltrafa descolorida.
Aquel espíritu perverso que tanto me atormentó en los rincones de mi infancia apareció de nuevo para hacer las pases conmigo. Entró silencioso por la madrugada, y se quedó en una esquina de la habitación. Por primera vez en la vida me alegró verlo. Sabía que desde ese momento compartiríamos mucho tiempo juntos y que al final conocería quién era.
Más tarde llegó mamá. Entró sonriente como en mis sueños, y se acomodó junto a mí en la cama. Con su voz suave, la misma con la que me anunció los hechos importantes de mi vida, me dijo:
-El último botón ya se abrió. Despídete, es hora.
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